LA CATRINA
Los mexicanos no se burlan de la muerte, la aceptan. La celebración de Día de Muertos no representa una falta de respeto para este personaje omnipresente en la cultura mexicana, sino todo lo contrario. Los mexicanos montan ofrendas, bailes y banquetes en su honor. Incluso le confeccionan ropas folclóricas y la sacan a bailar en los monumentales desfiles que se llevan a cabo en distintas ciudades del país.
El 1 y 2 de noviembre tiene lugar en territorio mexicano una fiesta única en el mundo, una tradición que rescata el legado de nuestros antepasados y la influencia de la colonia española. Entre los adornos de papel picado, los altares que inundan las plazas, las alfombras de cempasúchil, se encuentra sonriente La Catrina.El personaje creado por el mexicano José Guadalupe Posada llegó para quedarse en la tradición de Día de Muertos. Resulta imposible imaginar la temporada de honrar a nuestros seres queridos sin la compañía de “la huesuda”. Pero el verdadero valor de La Catrina está en su papel como símbolo de la muerte. Es un memento mori, un recordatorio del destino fatídico que aguarda a todo hombre.
Dicen en los pueblos que la Calaca se parece al siervo que acompaña al patrón en todo momento. Es un ser humilde que camina descalzo a su lado para recordarle sus limitaciones como hombre: ¡Mira detrás de ti! Recuerda que eres un ser humano y no un Dios. No importa que tan rico, pobre, blanco, joven o devoto seas, ella decidirá cuando llevarte.
Su verdadero nombre es La Calavera Garbancera y va ataviada normalmente con ropas elegantes. Su origen está ligado a la crisis política y social que vivía el país en los años de Benito Juárez, y desde siempre fue vista como el personaje ideal para lanzar una crítica voraz al gobierno. Ahí va la Catrina, montada a caballo, burlándose de los tropiezos políticos y las mentiras de la clase adinerada.
Posada, un gran crítico social, convirtió a la Calavera Garbancera en la crítica más ferviente de los poderosos. Creada en 1910, el caricaturista decidió bautizarla en honor a las personas que vendían garbanza, y que pretendían actuar como europeos cuando corría sangre indígena por sus venas.
El artista decidió mostrar a la calavera con su tradicional y elegante sombrero, un retrato de aquellos mexicanos del pueblo que, a pesar de ser pobres, quieren aparentar un estatus económico mucho más elevado. Su atuendo característico sería inmortalizado por el muralista Diego Rivera. Este monstruo de la pintura mexicana también es el responsable de haberla rebautizado bajo el nombre de La Catrina.
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